miércoles, 24 de julio de 2013

LA MILONGA DE LA PLACENTA VIEJA

Hace un mes una gestante de 37 semanas, me solicitó alarmada una segunda opinión, porque le habían propuesto en un centro privado la necesidad de finalizar su embarazo mediante cesárea programada por tener una placenta muy vieja, o calcificada pues 'había riesgo'.
A pesar de lo difícil que resulta tener que mostrar una discrepancia con un colega, me vi obligado a manifestarle que el término coloquial 'placenta calcificada o vieja' como equivalente a falta de funcionamiento correcto era obsoleto y no científico. Y le aconseje que no permitiera le realizaran una inducción del parto y mucho menos una cesárea por tal motivo.


I.- En 1979 Grannum publicó en el American Journal Obst Gynecol un artículo muy exitoso creando una clasificación de ecotextura placentaria (0, I, II y III) que mostraba su utilidad en relación con la madurez pulmonar fetal. En las gestaciones con placentas más calcificadas (denominadas grado III)  el cociente lecitina-esfingomielina en líquido amniótico mostraba alta probabilidad de madurez fetal: O sea que la ecotextura placentaria grado III se correlacionaba con el ratio bioquímico y ello 'aseguraba' madurez pulmonar fetal.
 La clasificación descrita se introdujo con fuerza a lo largo de  los 80 en la incipiente ecografía obstétrica, y se generalizó 'intuitivamente' una idea sobre la placenta grado III  que Grannum no había afirmado: el hallazgo de una placenta grado III en una gestación en las últimas semanas del embarazo debe considerarse un hallazgo no tranquilizador. Esta es la premisa que afirmo hoy como falsa. Más bien podíamos colegir de Grannum  lo contrario: que el feto estaba maduro.

II.- Aunque habrá que hablar en otras ocasiones de la placenta hago tres puntualizaciones antes de continuar:
1.- La población desconoce qué es una placenta y qué funciones realiza; en el conocimiento popular es considerado un algo que acompaña al feto, y "le alimenta".
2.- En la ecografía  el explorador debe anotar la ubicación placentaria dentro del útero y sobretodo que no sea una placenta previa, o sea que esté colocada por delante de la cabeza en el cuello uterino; también nos fijamos en que el grosor placentario no sea excesivo, situaciones ambas muy poco frecuentes.
3.- Además es habitual anotar en el informe ecográfico el grado de madurez placentaria (de 0 a 3, ó de 1 a 4); las diferencias en los grados son debidas a la aparición de calcificaciones y tabiques y las placas llamadas basal y corial de la placenta se diferencian mejor en la ecografía conforme avanza el embarazo. 

II.-La clasificación de Grannum alude a la ecotextura morfológica, pero no podemos aceptarla automáticamente como indicador de funcionamiento placentario. La presencia de calcificaciones o tabiques placentarios no indica mala función placentaria. Pregunta: si nos encontramos con una placenta en estadio III de Grannum, ¿debemos sospechar que el feto está en situación de hipoxia o incluso acidosis y peligro de muerte ? Rotundamente no.

III.- Hay literatura que afirma que la existencia de calcificaciones placentarias grado III es más acentuado en gestantes fumadoras, y existen investigaciones contradictorias acerca de si la placenta grado III antes de la semana 34, podría ser indicador de más riesgo perinatal; existen otros tantos artículos que afirman lo contrario. Por lo tanto, actualmente no se acepta modificar una conducta obstétrica por la sola presencia de calcificaciones placentarias prematuras. Lo resume muy bien estas dos frases de un artículo de revisión : There is no compelling evidence to suggest that premature placental maturation should be used to guide obstetrical decisions. The placental grade alone should not dictate obstetrical management, instead the entire clinical picture should be considered." Ultrasound of the placenta (Donald School Journal 2007)

De manera aun más sucinta pero cristalina, la recientísima 6ª edición del Tratado de Obstetricia, de González-Merlo, publicada este año 2013 afirma literalmente en su pág. 412:
 Calcificaciones placentarias: Son muy frecuentes sobretodo en gestaciones avanzadas, y se consideran fisiológicas como parte de la maduración normal del tejido. No tienen ninguna trascendencia clínica.

IV.- Realicemos una buena biometría fetal, y descartemos estar ante un  feto pequeño para la edad gestacional crecimiento intrauterino retardado. Además evaluemos el flujo sanguíneo de la arteria umbilical, así como la adaptación fetal midiendo el flujo de su arteria cerebral media y otros vasos.  El estudio de la flujometría doppler nos permiten diagnosticar o excluir insuficiencia placentaria. Es en el estudio Doppler fetoplacentario y en el Perfil Biofísico donde debemos situarnos para descartar la insuficiencia placentaria, y esto es algo ya consolidado desde hace bastantes años.
Por eso es intolerable introducir, dentro de una madre que vive lógicamente siempre alerta, dudas sobre si su bebé "estará comiendo bien con esa placenta tan vieja y calcificada", o que la ignorancia o comodidad médica encuentre en esa anodina calcificación argumento para finalizar un embarazo porque sí.